El papa Francisco visita una cárcel a pesar de su salud delicada
El papa Francisco, a pesar de estar en proceso de recuperación de salud, decidió salir de su residencia para visitar la cárcel de Regina Coeli en Roma. En un claro gesto de su compromiso con los más marginados, el Papa se reunió con unos 70 reclusos, quienes lo recibieron con entusiasmo y gratitud. La visita, que duró solo media hora, fue un claro ejemplo de su deseo de mantenerse próximo a quienes más lo necesitan, incluso cuando su salud podría sugerir lo contrario.
Durante su entrada en silla de ruedas, Francisco bromeó con los periodistas que se encontraban allí y, fiel a su estilo, mantuvo su característico humor. En su encuentro con los presos, expresó su deseo de realizar el simbólico lavado de pies, como solía hacer cada Jueves Santo. Sin embargo, explicó que, debido a su estado, este año no podría llevar a cabo esa tradición, aunque sí quiso estar cerca de ellos y rezar juntos un Padre Nuestro.
La visita fue especialmente significativa, no solo por el contexto de su estado de salud, sino también porque reafirmó el instinto del Papa de estar presente entre los más desfavorecidos, un hábito que trae consigo desde sus días como arzobispo en Buenos Aires. Aunque este año delegó muchas de las ceremonias de la Semana Santa a otros cardenales, su presencia en la prisión fue un recordatorio del enfoque humanitario y pastoral que ha caracterizado su papado.
Jorge Bergoglio siempre ha elegido lugares de sufrimiento para celebrar el Jueves Santo, y esta ocasión no fue diferente. Si bien no pudo realizar el tradicional lavado de pies, la emotiva visita a Regina Coeli dejó una impresión duradera entre los reclusos. La presencia del Papa sigue siendo una fuente de esperanza y un símbolo de compasión y humildad para quienes se encuentran en situaciones difíciles.