El trasfondo histórico del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

El 8 de marzo, conocido como el Día Internacional de la Mujer, no se estableció al azar. Aunque fue formalizado por Naciones Unidas en 1975, su verdadero origen hunde sus raíces en el movimiento obrero de la segunda mitad del siglo XIX. En ese momento, mujeres de todo el mundo comenzaron a demandar igualdad de derechos, impulsadas por las terribles condiciones laborales y la falta de derechos civiles básicos.
Los primeros pasos hacia esta conmemoración se remontan a 1848 en Estados Unidos, donde Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott organizaron la primera convención nacional por los derechos de las mujeres. Aunque sus reclamos fueran, en su mayoría, burlados, plantaron la semilla que desarrolló todo un movimiento global. En 1908 en Nueva York, 15.000 mujeres se manifestaron exigiendo mejores condiciones laborales y derechos políticos, lo que inspiró a más países a seguir su ejemplo.
Clara Zetkin, una activista comunista alemana, fue vital para la creación de un Día Internacional de la Mujer. En 1910, durante una conferencia en Copenhague, propuso una jornada global de manifestaciones para abordar el sufragio femenino, idea que fue acogida por mujeres de 17 países. Aunque no fijaron una fecha específica en ese momento, la tradición creció y en 1911 ya había un millón de personas participando en actos similares en Europa y Estados Unidos.
La elección del 8 de marzo se vincula estrechamente con las manifestaciones en Rusia en 1917, donde las mujeres reclamaron por "Pan y paz" en medio de la Primera Guerra Mundial. En el calendario julio, el primer día de protesta fue el 23 de febrero, que corresponde al 8 de marzo en el calendario gregoriano. Este día fue clave para el reconocimiento de sus derechos políticos y ha quedado como símbolo de su lucha tenaz y persistente.