La cuarentena de Alberto Fernández: un mes de aislamiento autoimpuesto
Alberto Fernández está viviendo su propia cuarentena. Desde hace un mes, el expresidente no sale de su departamento en la torre River View en Puerto Madero. La denuncia de violencia de género presentada por su exmujer, Fabiola Yañez, lo ha mantenido al margen, sin siquiera asomarse a las ventanas para evitar ser captado por cámaras. Este encierro lo mantiene alejado del exterior y bajo la constante vigilancia de los medios.
Además, una decisión judicial le impide salir del país, lo cual recuerda al confinamiento que él mismo impuso en 2020. Durante estos días, personas cercanas como su hermano Pablo Galíndez, su jefe de custodia Diego Sandrini, y su amigo Enrique “Pepe” Albistur, lo visitan regularmente. Otro personaje importante en su vida actual es su abogada, Silvina Carreira, quien ha sido un apoyo fundamental en su defensa.
Fernández ha estado ocupado elaborando su estrategia judicial, que incluye desacreditar a Yañez por su presunto consumo problemático de alcohol e inestabilidad psiquiátrica. Ha logrado que algunas testigos favorables a su causa declaren, lo cual ha sido visto como una pequeña victoria en su entorno.
En cuanto a su conexión con el mundo exterior, Fernández mantiene contacto telefónico con exfuncionarios como Claudio Moroni, Jorge Argüello, Santiago Cafiero, Eduardo Valdés, Vilma Ibarra y Juan Manuel Olmos. Sin embargo, él mismo les ha pedido que no lo visiten en persona para evitar la exposición pública.
Atrapado en su departamento, sus allegados describen su situación como un “arresto domiciliario de hecho.” Para otros que se han alejado, esto se siente como un “karma” debido a su pasado. Alberto espera salir airoso de este caso, aunque tenga que enfrentar a un juez que no le es favorable. Toda esta situación parece ser una especie de “cuarentena prolongada” para el expresidente.